12:30 hasta las 22:00
JOSÉ MANUEL BALLESTER - GODOFREDO ORTEGA MUÑOZ . Paisajes pensados

JOSÉ MANUEL BALLESTER - GODOFREDO ORTEGA MUÑOZ . Paisajes pensados

Exposición organizada y producida por la Fundación Ortega Muñoz
Comisariado de Javier González de Durana

En los últimos dos siglos numerosos artistas, sin dejar de lado las peculiaridades de sus lenguajes creativos, han interpretado las obras de otros artistas que les precedieron en el tiempo. Con ello, han rendido homenaje a aquellos cuya obra han admirado, planteándose de paso la resolución de los mismos problemas referidos al asunto, la composición, el color... que interesaron a los antiguos maestros, pero desde tiempos, estilos, sensibilidades y concepciones diferentes de la vida. Realizar estas obras de arte d’aprés no implica una limitación para sus autores, sino un desafío.

José Manuel Ballester ha abordado esa tarea de traducir desde el presente a Godofredo Ortega Muñoz. A pesar de haber transcurrido poco más de medio siglo entre las obras de ambos artistas, las diferencias son tan grandes como evidentes resultan sus coincidencias. El fotógrafo en ningún caso ha tratado de “copiar” al pintor, sino que ha buscado entender la naturaleza de su pintura y el sentido del paisaje que le interesó, con el recurso de la memoria. Así como Ortega Muñoz pintaba al recordar aspectos esenciales de los territorios que había visto, Ballester, con las pinturas del extremeño en mente, se lanzó a fotografiar los campos de Extremadura, Castilla, Andalucía, La Rioja y Lanzarote. La comunión espiritual con la Naturaleza, el paraje humanizado con ausencia del ser humano, las líneas tectónicas y de sinuosos cultivos, la fuerza contenida del color..., esta exposición pone algunos de esos resultados en paralelo.

La exposición Paisajes pensados relaciona pinturas de Ortega Muñoz realizadas hace algunas décadas con fotografías actuales tomadas por Ballester. Con la iconografía del extremeño en mente, Ballester aceptó la invitación de la Fundación y, lanzado a recorrer parecidos caminos y contemplar semejantes territorios, tan sólo impregnado con el espíritu del pintor, ha mirado el territorio y ha sentido una emoción similar. 

El resultado es una sorprendente cercanía entre las pinturas de uno y las fotografías del otro. No es que esos paisajes de viñedos, trigales u olivares no hayan cambiado en exceso durante las últimas décadas, pues sí lo han hecho, aunque de manera muy sutil debido a la industrialización de la agricultura, sino que el motivo de la aproximación entre las obras de ambos artistas es el haber actuado con una semejante sensibilidad y desde compartidas posiciones de devoción y respeto hacia la Naturaleza.

Ambos son artistas modernos, cada uno a su manera y en su momento. Ballester tiene ese crédito unánimemente reconocido, Ortega Muñoz lo tuvo en su momento gracias a su honda convicción de pintor con poderosa peculiaridad estilística, en momentos en que lo fácil hubiese sido renunciar a sus convicciones para sumarse a las convenciones de lo fugaz y lo decorativo. Nuestra tarea actual consiste en poner de manifiesto que aquella modernidad que tuvo Ortega Muñoz la mantiene hoy en día y Ballester nos lo pone de manifiesto.

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