Solemos decir que nadie ha diseñado el carácter de SubeRock y lo cierto es que ni siquiera lo hemos tratado abiertamente alguna vez en la organización. SubeRock simplemente nos ha salido así porque no podía salirnos de otra manera. En el aspecto musical desde bien temprano tuvimos el convencimiento de que íbamos a tratar de hacer un festival distinto, ajeno a tendencias que solo buscan la imitación de un modelo y que frecuentemente tienen un alcance temporal bien corto. Y creemos que no nos hemos equivocado. Ahora que en muchos medios pueden oírse y leerse las críticas y las quejas de público y cronistas acerca del parecido que tienen las ofertas de los principales festivales del país, hasta el punto de hablarse de ‘una plaga de festivales clónicos’, SubeRock, con una línea basada en géneros musicales esenciales y fuertemente enraizados, como el blues, el rock, el garage, el rhythm and blues, el soul, el funk o la americana, ha sabido y podido mantenerse ajeno a los contagios, lejos de modas efímeras y cada vez más persuadido de llevar nuestra programación por el camino correcto y de ofrecer a nuestro público el espectáculo más honesto, generoso y cabal que nuestro magro presupuesto puede pagar.
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