QUIÉN TE CANTARÁ – Ciclo ‘Cine y Mujer: Cosecha Española 2018’ España, Francia 2018 125’ Dirección: Carlos Vermut Guión: Carlos Vermut Reparto: Najwa Nimri, Eva Llorach, Carme Elías, Natalia de Molina Fotografía: Eduard Grau Música: Alberto Iglesias Lila, una famosa cantante retirada, sufre un accidente y pierde la memoria justo cuando preparaba su triunfal vuelta a los escenarios. Con la ayuda de Violeta, una mujer que la imita a la perfección en los karaokes, tratará de volver a ser lo que fue. 2018: Premios Goya: Mejor actriz revelación (Llorach). 7 nominaciones 2018: Premios Feroz: Mejor actriz (Llorach), música, tráiler y cartel. 8 nominaciones 2018: Festival de San Sebastián: Sección Oficial, Premio Feroz Zinemaldia Fue Stanislaw Lem el que se entregó a la labor titánica y hasta ridícula de reseñar de forma puntual y precisa una colección de libros... completamente inexistente. Vacío perfecto llamó a esta joya no tanto de la metaliteratura, que también, como del delirio. ¿Cómo contar una historia que en realidad no es tal? ¿Cómo reconstruir la vida de un sujeto que no es nada más que nada? Pura máscara. Con cariño probablemente. Ése básicamente es el programa de Quién te cantará, la película con la que Carlos Vermut se confirma como una de las voces más afinadas (y afiladas), precisas y turbias (todo a la vez) de su generación. Y de las que vendrán incluso. La idea es detenerse en el relato de una cantante vacía, que no calva. Sin memoria por culpa de un accidente, la protagonista interpretada por Najwa Nimri se afanará en reconstruirse por dentro. Lo hará con el espejo de una seguidora - atentos al excepcional trabajo de Eva Llorach, incondicional del cine de Carlos Vermut - que hace tiempo memorizó y mimetizó el deseo de su deseo. Y su ansiedad. Reflejo contra reflejo. Un paso más allá de Magical Girl, su anterior trabajo, la idea es ahora alcanzar el punto cero de, precisamente, el vacío de antes. Perfecto. La cinta está toda ella estructurada en espiral. Cada vez más adentro, cada vez más herida. Vermut acierta a dibujar de este modo un viaje transparente y simétrico por fuera, pero distorsionado y salvaje en su interior. Y así hasta construir un extraño y magnético espejo en el que los ecos de Bergman, Almodóvar o Sirk se escuchan en el fondo de una pesadilla sonámbula y muy cercana. No es tanto delirio, que decíamos, como el más doloroso vacío. (Luis Martínez, El Mundo)
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