Teatro Casa Frida le invita a ver "Cartas de Mariana", puesta en escena que llega desde México

El Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, EQUISYEteatro y la Agru-pasión teatral Los desesperados, 
PRESENTAN
CARTAS DE MARIANA
Unipersonal basado en las Cartas de amor de la monja portuguesa Mariana Alcoforado en el siglo XVII


HORARIO: 20:00 HRS
PÚBLICO: ADOLESCENTES Y ADULTOS. 

Actuación:
LUZMA ESPINOSA
Dirección y adaptación escénica.
URIEL BRAVO

FESTIVALES: Festival Internacional de Tovar Y San Cristóbal, Venezuela, y Cúcuta Colombia, La alacena, Xalapa, Ver., Comitán Chiapas, Puebla, Pue., Festival Internacional de Teatro alternativas e investigación 2013, Guadalajara, Jal., Zacatecas, Zac., Los Reyes, Michoacán.

SINOPSIS
Durante la Guerra entre España y Portugal en el siglo XVII, Mariana es recluida en un convento, sin embargo conoce a un capitán francés de quien se enamora perdidamente. Ese amor-pasión, es revelado magistralmente en estas cartas que han llegado incólumes hasta nuestros días.

NOTA HISTÒRICA
Las cartas de mariana Alcoforado, inauguran el género epistolar amoroso. Muchos han conocido el amor, pero pocos han tenido el genio para, en palabras, revelar sus misterios y conmovernos hasta las profundidades de nuestro corazón, dirá Rilke en su prefacio al original francés, “todos hablan de los rescoldos que quedan en la corriente pero pocos de la corriente misma”, esa es Mariana, o  Gabriel de Lavergne, o quien haya escrito estas confesiones que, de tan heréticas se transmutan en eróticas, que de un Dios mudo,  sólo quedan sus amorosas obras.

DEL ESPECTÁCULO 
En la actualidad la mujer incursiona en todo tipo de actividades, dentro de un entorno social, laboral y familiar, mujeres con voluntades, con deseos y necesidades, miedos y frustraciones. “Belleza natural”, “sexo débil”, términos que obligan a acomodarse, a autocompadecerse negándose a reconocer una gran fortaleza y capacidad para amar, y decidir de manera digna e inteligente sin constreñirse a la dependencia por conveniencia, sin querer reconocer que son  pilares base de casa, de instituciones o de países.   
La mujer mexicana, aunque cada vez menos, aún se niega estas posibilidades porque forma parte de nuestra cultura, que cuando se descubren, es un crimen no verlo, no serlo; no existe placer más grande que el de una entrega total a lo que se ama y hacer de esto un proyecto de vida.
El amor  es parte fundamental y vital que nos constituye como seres humanos. El amor habla con timidez, nos transforma en algo, nos transforma infinitamente, da vida y te la quita. Cuando carecemos de éste o de reciprocidad no hay luz, deviene la angustia, el olvido y el abandono, el acto amoroso que nos lleva a la muerte
Alguien me dijo: “Si los seres humanos entendiéramos los sentimientos, no existiría el arte” y  entonces necesito hablar de la pasión de los sentimientos, como un pretexto  para hacer poesía y metáfora con mi cuerpo, con mi voz y mi ser  y continuar con mi desarrollo personal y profesional mediante este ESPECTÁCULO UNIPERSONAL.
LUZ MARÌA ESPINOSA.

TEXTO PROGRAMA DE MANO
¿Quién ha escrito cartas de amor, ridículas como decía Pessoa o apasionadas como las escritas por la también portuguesa Mariana Alcoforado? 
Mariana, una monja del siglo XVII,  que a pesar de su ordenanza religiosa se entrega a un militar francés que no es capaz de corresponder su fervor, ni siquiera tiene la cortesía de responder una piadosa misiva que alivie la fiebre del enclaustramiento en el que la abandonó.
 La imposibilidad de ese amor, congregado en las conocidas ‘Cartas de la monja portuguesa’, se ha adaptado en  esta puesta teatral, revelando la voz de una mujer enamorada, universal y atemporal, que constata cómo ayer y hoy en día, el amor y su antítesis, son el gozo y el martirio de la humanidad.
 Aunque en el gesto femenino es más notorio y perdurable, el enamoramiento y el duelo.
Luz María Espinosa, encarnando a Mariana, trasmite la inocencia de una adolescente ante el encuentro de su primer amor y a la vez esboza la rabia de la mujer que ve a su único amor lejano y sin intenciones de regresar. ¿Por qué no has escrito? se pregunta y lanza una letanía de cuestionamientos, que si bien podrían tener una respuesta exacta, no servirían para aliviar su dolencia.
No hay golpes de pecho en esta obra, más que el  de la excitación, porque el  único dios que acompaña a la monja en este suplicio, es el dios del deseo, el dios de la locura que la obliga a “repetir tu nombre mil veces al día”.  
Pero, a pesar de saberse enamorada,  es consciente de que  “el amor no provoca amor”, y aquel que se entrega piadoso a la desdicha cae también en la esclavitud, la vergüenza, la venganza y otros males incurables.
Las cartas de Mariana no sólo hablan del amor y su mística, sino que también reflexionan sobre la importancia de la palabra, la palabra que une y la palabra que olvida: “Esta es la última carta que te escribo”.

Rocìo Benìtez.